La mejor manera de celebrarlo es, siempre, acudir a la obra misma del poeta. Aquí dejo un poema de su libro Lienzos transparentes e incluido en la antología Sin lugar para la ternura.
*
"Llego a los límites
del lenguaje donde se pierden para siempre
las horas. El país de los caballos es el campo
solo.
Los árboles, en el vicio de los nidos, ya no
podrán crecer
más. Digo a mi mano que se detenga. El colibrí
no da
sombra. Rescribo el jadear que no se oye.
¿Quién me dicta? Soy esa úlcera debajo del labio que no sabe de
legitimidad, porque es perversa cualquier
escritura, incluso
aquella del arado en el surco. Aquella sin
tierra y sin historia.
¿A qué letra conceder estos labios? Todo está revuelto en mi vaso.
Es tarde para regresar. Es tarde para salir de
la humedad de mi madre."
En las escalinatas del templo
las putas sagradas.
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