Y no estoy soñando, ni he tomado licor, ni he leído novelas de realismo mágico, pero los vi sobre la cama, algunos muertos y otros aleteando entre la fetidez de los desechos orgánicos, y los había también sobre la mesa, en el sofá y en la cocina, junto a los cuerpos moribundos de las ratas.
jueves, 22 de diciembre de 2011
No me preguntes nada (Fragmento)
Y no estoy soñando, ni he tomado licor, ni he leído novelas de realismo mágico, pero los vi sobre la cama, algunos muertos y otros aleteando entre la fetidez de los desechos orgánicos, y los había también sobre la mesa, en el sofá y en la cocina, junto a los cuerpos moribundos de las ratas.
lunes, 21 de noviembre de 2011
Revista Coroto
lunes, 29 de agosto de 2011
Adentro no se abre el silencio, de Nadia Escalante
martes, 16 de agosto de 2011
Teódoto
sábado, 6 de agosto de 2011
La hostia que lo borra
jueves, 28 de julio de 2011
Las piernas de Hammelin
sábado, 23 de julio de 2011
Soledad al cubo, de Francisco Hernández
Francisco Hernández (1946) es heredero de una tradición que, si bien tiene un mítico origen en el ditirambo griego, ha alcanzado sus cumbres en la época moderna con Novalis, Rimbaud, Pessoa, Antonio Machado y otros en quienes el yo multiplicó sus entidades enunciativas como una alternativa a la realidad. No es Dionisos el que habla en estos poetas, sino la neurosis asumida como una posición estética que invita a la fragmentación del mundo, de la verdad, del ser en múltiples faces que puede plasmarse como lo hicieron los cubistas –corriente favorable, pues Soledad al cubo (Colibrí, 2001) es el poemario que incita estas líneas.
Un aforismo tatuado en Francisco Hernández: “Poesía: lo cura”, sintetiza la anomalía social y psicológica (lo-cura), con el rol de un lenguaje capaz de transformar el mundo, a veces por simple contigüidad (“Enciendo una vela y ella la apaga. Lo líquido del humo llega hasta el piso.”) o mediante la reiteración de imágenes. Así el tiempo, en Soledad al cubo, delata la fugacidad del yo impelido hacia el otro/a: “El tiempo daría su vida por convertirse en espejo” o “(…) donde la única eternidad / es la hembra ausente”. De Ellasólo permanecen huellas amenazadas por el olvido (la marca del bilé en una taza, una carta suicida) que acentúan el fracaso de la relación, lo cual se expresa en los títulos de las partes primera (Al garete) y última, que da nombre al libro.
martes, 28 de junio de 2011
Careta (II)
viernes, 15 de abril de 2011
Poética
lunes, 21 de marzo de 2011
The Vampire
lunes, 28 de febrero de 2011
El día de la muerte
lunes, 14 de febrero de 2011
Respete las señales
viernes, 28 de enero de 2011
Del "Cancionero apócrifo"
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