Sería difícil establecer el momento en que la fotografía pasó de ser la simple captura de un instante para convertirse en un vehículo de la expresión artística. Sin embargo, no encontraríamos argumentos para desvirtuar el arte del francés Henry Cartier Bresson o el del mexicano Manuel Álvarez Bravo. Poco tiempo después de su invención, la fotografía se convirtió en una herramienta utilizada por distintas disciplinas científicas con el fin de crear un archivo gráfico de sus experimentos o descubrimientos.
Algunos de los fotógrafos puestos al servicio de la ciencia han dado el brinco al ámbito artístico, sin alejarse de su primigenia función; tal como pasó originalmente con el fotoperiodismo de donde surgieron los ya mencionados Bresson y Álvarez Bravo, y los fundadores de la excepcional agencia Magnum. David Doubilet ha ilustrado con sus fotografías a más de sesenta reportajes de
Con casi cincuenta años de experiencia en la fotografía submarina, ha sido merecedor de importantes premios como el Sara Prize (1969), el Lowel Thomas Award del Explorers Club, y el Lennart Nilson Award (2001); además es miembro honorario de
Las pasiones de este fotógrafo son la majestuosidad que cobra la luz vista desde el paisaje submarino y la manera de capturarla (tal como se muestra en esta fotografía de la serie Human Elements). La belleza es imponente: desde el marco que proporciona la boca de la caverna y la espiral de burbujas que nos conduce directamente a la figura humana envuelta en un aura de luz, hasta las tonalidades en que ésta puede volcarse (en la fotografía están presentes los colores primarios y los secundarios, además del negro y el blanco).
Lo que Doubilet intenta cada vez que se sumerge, según él mismo lo manifiesta, es redefinir los límites técnicos y expresivos de la fotografía. Así ha viajado por todo el mundo, explorando áreas vírgenes, destacando su trabajo en las aguas heladas de Nueva Zelanda, Tasmania, Escocia, Japón, el noroeste del océano Atlántico y el noreste del Pacífico. Lo mismo ha capturado a tiburones blancos y barracudas que arrecifes de coral y naufragios.
En su serie Rays, ha retratado la danza de las mantarrayas tanto en aguas poco profundas como en oscuros abismos. En la foto anterior, el paralelismo y el ritmo que se observa entre el aletazo de las mantarrayas y el oleaje, y la simetría que se aprecia entre el cielo moteado y las sombras que dejan las rayas en la arena, generan una impresión de serenidad consumada en la luminosidad que busca resquicios entre las nubes para colarse.
En esta bella imagen se aprecia el contacto que puede tener el ser humano con las mantarrayas, a la vez que la majestuosidad que pueden alcanzar con sus alas extendidas comparado con el tamaño del buzo. Un delgado haz de luz es la única fuente de iluminación lo cual nos puede dar una idea de la profundidad a que la fotografía fue capturada. Dicho haz, proyectado en diagonal desde la parte superior izquierda pasa de largo por el cuerpo del buzo y va a caer sobre la raya que ocupa el lugar central, como si fuese ella la única destinataria merecedora de recibir los reflectores; si bien hay otras rayas, estas se perciben más como el volumen de la sombra que como personajes independientes.
A pesar de su larga trayectoria, prestigio y amor por la naturaleza, David Doubilet ha sido duramente criticado por grupos ecologistas quienes no le disculpan que no fotografíe el daño que ha causado en los ecosistemas marinos la intromisión del ser humano y diversas catástrofes ecológicas como derrames petroleros o encallamientos. De todo esto se desmarca alegando que su postura es profundamente ecológica, puesto que la concientización sólo se logrará a partir de demostrar que los lugares más bellos y misteriosos de nuestro planeta se encuentran en el fondo del mar. A las preguntas ¿por qué salvaguardar un ecosistema y luchar por la preservación del tiburón blanco, por ejemplo?, él responde “Porque es hermoso. Lo que separa al ser humano del resto de los animales es que tenemos ese aprecio tan extraordinario por la belleza.” Tampoco le preocupa que su trabajo genere turismo; al contrario cree que el ecoturismo, en la medida en que pueda sustituir la derrama económica de la caza furtiva, será una arma importantísima para defender la naturaleza.
Su serie Human Elements retrata precisamente la coexistencia entre el paisaje marino y el ser humano, siempre y cuando este último mantenga una relación respetuosa. La imagen de la izquierda demuestra lo ínfimo que es el hombre ante la naturaleza (en cualquier momento el buzo puede ser engullido por esa garganta), a la vez que expresa lo misterioso y desconocido que es el fondo del mar. En la foto de la derecha, la jerarquización parece invertirse, la fragilidad está de lado de la naturaleza que en este caso es juguetona y amigable, esperando el mismo trato.
Página de David Doubilet, http://www.daviddoubilet.com
Michán, Miguel (2005), “Los fotógrafos de National Geographic”, Backfocus,http://www.backfocus.info/david_doubilet?PHPSESSID=3ce7ae9b24c0b28036b237b0c8be3660
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